
Fanny Vanessa Verano Hidalgo
MADUREZ EMOCIONAL EN EL DESARROLLO INFANTIL
un ideal de madurez, visto en sus inicios como el cambio y la evolución física a la cual
posteriormente se le anexarían otras cualidades y habilidades.
Surgen así diferentes conceptos y teorías que tratan de englobar las características de
un ser humano funcionando óptimamente, el cual no sólo poseía destrezas físicas, sino
también destrezas en otros niveles, que le permitirían vivir en sociedad y funcionar
efectivamente en ella. Es así como surgen los conceptos de madurez e inteligencia
emocional, partiendo de los modelos postulados, en un inicio por el humanismo
renacentista, cuyo concepto de madurez se hallaba firmemente representado por una
personalidad moderada, respetuosa, autocontrolada, modesta, sabia y libre de avaricia
y afán de prestigio.
Posterior a ello, surge el concepto de autorrealizacoión, el cual parte del presupuesto
de que el hombre lleva en su interior una inspiración a dirigirse hacia significados,
valores y metas y a traspasar de este modo las fronteras existentes, lo cual equivale a
una máxima realización de las potencialidades únicas e irrepetibles de la persona
(Maslow, 1983)
Con el paso del tiempo y el incremento de la s investigaciones en un afán por aclarar
estos conceptos, surgen teorías más elaboradas como la de Steiner (1998), quien
señala que la educación emocional y por la tanto, la madurez emocional, están
conformadas por 3 capacidades:
- La capacidad para comprender las emociones.
- La capacidad para expresarlas de una manera productiva y
- La capacidad para escuchar a los demás y sentir empatía respecto de sus emociones.
Estas 3 capacidades juntas, nos permiten mejorar nuestro desarrollo personal y calidad
de vida conjuntamente con la manera de relacionarnos con otros, además crean
posibilidades afectivas entre personas, hacen más cooperativo el trabajo y facilitan el
sentimiento de comunidad.
Sin embargo, hoy en día es más probable encontrarnos con personas que sean en
extremos sensibles y vulnerables o por el contrario, bastante rígidas e incluso hasta
inflexibles, en el caso de las últimas, todo este esmero por evitar expresar y sentir
emociones, podría tener su inicio en la infancia, cuando frente a situaciones dolorosas
como el desinterés de nuestros padres, las burlas escolares y diversas tensiones
emocionales, en los cuales se niega el afecto necesitado y sólo se proporciona para
manipular nuestro comportamiento, en el cual se nos concede si somos "buenos" y se
nos retira si somos "malos". Lo que nos va condicionando silenciosamente para ocultar
lo que sentimos y deseamos.
Para Steiner, la madurez emocional está dada por una capacidad que nos permite
actuar de manera inteligente ante situaciones que podrían depararnos gran tensión.
Para ello, debemos adquirir las siguientes habilidades:
1. Conocer nuestros propios sentimientos: como lo pueden ser el amor, la vergüenza o
el orgullo y explicar por qué es que se dan en cada uno de nosotros, buscado entender
la intensidad que poseen categorizándolos por ejemplo en pequeñas escalas (como del
1 al 10).
2. Experimentar empatía: lo cual involucra reconocer los sentimientos que las demás
personas, comprender por qué se sienten así; en resumen, sentir con los demás y
experimentar con las emociones de los otros como si fueran nuestras
3. Aprender a manejar nuestras emociones: lo cual implica controlarlas y saber cuándo
y cómo expresarlas y de qué manera afecta a los demás. Es necesario saber cómo
formar nuestros sentimientos positivos como por ejemplo la esperanza, el amor y la
alegría así como aprender la manera más adecuada de expresar nuestras emociones
negativas tales como el enojo, el temor o la culpa de una manera inofensiva y
productiva y cuando no debemos expresarlas.
4. Reparar el daño emocional: que conlleva a disculparse con otros cuando cometemos
errores emocionales y herimos a otros
5. Combinarlo todo: ello implica una interactividad emocional que nos permite captar los
sentimientos de quienes nos rodean y darnos cuenta de sus estados emocionales para
interactuar con ellos de manera afectiva.
Todo ello se puede lograr a través de un entrenamiento, el cual consiste en 3 etapas.
Etapa uno: Abrir el corazón:
1.- Acariciar
2.- Pedir caricias
3.- Aceptar y rechazar caricias
4.- Acariciarnos a nosotros mismos
Etapa dos: Examinar el panorama emocional:
5.- Afirmaciones de acción/ sentimiento
6.- Aceptar las afirmaciones de acción/ sentimiento
7.- Expresar nuestras intuiciones.
8.- Convalidar nuestras intuiciones.
Etapa tres: Hacerse responsable:
9.- Disculparse por los errores.
10.- Aceptar o rechazar disculpas
11.- Pedir perdón
12.- Dar o negar el perdón.
Conforme han ido avanzando las investigaciones, también se ha formulado un
concepto más elaborado, el de inteligencia emocional, siendo uno delos estudios más
representativos el realizado por Bar – on, quien creó una escala para medir la
inteligencia emocional basado en 5 componentes principales que a su vez se
subdividen en 15:
A. Componentes intrapersonales:
1. Conocimiento emociona de sí mismo.
2. Seguridad.
3. Autoestima
4. Autorrealización
5. Independencia
B. Componentes interpersonales:
6. Relaciones interpersonales.
7. responsabilidad social
8. Empatía
C. Componentes de adaptabilidad:
9. Solución de problemas
10. Prueba de la realidad.
11. Flexibilidad
D. Componentes de manejo de tensión:
12. Tolerancia a la tensión
13. Control de impulsos
E. Componentes del estado de ánimo general:
14. Felicidad
15. Optimismo.
Todos ellos, desarrollados apropiadamente, garantizarían a la persona el éxito en las
relaciones interpersonales, lo cual se vería extendido a otras áreas de su vida como la
familiar y laboral.
Bar – on señala que en muchos casos, resulta más importante una inteligencia
emocional alta que un coeficiente intelectual alto, ya sea para desarrollarse
adecuadamente dentro de un ambiente laboral, así como para tomar importantes
decisiones en la vida como la elección una pareja, entre otros.
LA EDUCACIÓN EMOCIONAL Y LOS NIÑOS:
La educación emocional se desarrolla mejor durante la infancia, época en la cual, la
información se aprende a través del ejemplo.
Durante este periodo crítico de aprendizaje, los niños establecen sus actitudes, pueden
considerarse buenos o malos, hábiles o torpes, felices o infelices, etc. También en esta
etapa, los niños adquieren hábitos emocionales que coinciden con la visión que tienen
de ellos mismos, ser comportan siguiendo ciertas líneas y son tomados por los adultos
como tales.
La mayor parte de modelos de conducta, se aprenden de los padres y las demás
personas que rodean al niño, conllevando a un determinado tipo de conducta cuya
duración dependerá del tratamiento que se le de. En el cual, si los padres son maduros
e inteligentes emocionalmente, el niño recibirá mensajes positivos que le permitan
entender las consecuencias de sus conductas y por qué estas son o no favorables ; en
caso contrario, si se es inmaduro emocionalmente probablemente se recurra a métodos
tales como los gritos o agresiones físicas para corregirlos.
Los niños se irán formando en la madurez emocional a medida que los padres la
enseñen y la practiquen con ellos, teniendo en cuenta losa aspectos anteriormente
mencionados, tales como abrir el corazón, evitar los juegos de poder (abusar de la
autoridad, maltratarlos y manipularlos a través del miedo), ser sinceros, evitar el control
excesivo (ser rígido), comprender los temores de los niños, alentar los recursos
emocionalmente cultivados, enseñarles autodefensa emocional (decir lo que le gusta o
desagrada – asertividad) y ser paciente.
Además, los padres deben tener siempre presente, que los niños aprenden poco a
poco y que ellos son la principal fuente de información, es allí donde radica la
importancia de formarse y educarse para poder adquirir una mejor madurez emocional,
que les permita transmitir todo ello a sus hijos, habilidades que no sólo le servirán para
desenvolverse en la escuela y tener amigos, sino para toda la vida.
Bibliografía
- Jourard, M. Landsman, T. 1998. La personalidad Saludable. México D.F.: Trillas.
- Steiner, C. 1998.La Educación Emocional. Buenos Aires: Avon Books.
- Zacarés, J. Serna, E. 1998. La Madurez personal: perspectivas desde la
Psicología. Madrid: Pirámide.
http://grupos.emagister.com/ficheros/vcruzada?fdwn=1&idGrupo=1289&idFichero=880573
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